Doña Encarnación Díaz del Campo Villegas


En Daimiel, su nombre está ligado al cariño y al respeto. Muchos la identifican como la esposa de El Mellao, pero quienes la conocen bien saben que su vida es mucho más que un título. Es una mujer que ha sabido tejer, con paciencia y dedicación, la historia de una familia unida y fuerte.

Como madre, ha sido ejemplo de constancia y ternura. Criar a su hijo y a su hija ha sido su mayor orgullo y responsabilidad. Ha hecho todo lo que ha estado en sus manos para que no les faltara nada, para que tuvieran la mejor educación y crecieran rodeados de valores firmes: el respeto, la honradez, el amor por el trabajo bien hecho y la importancia de la familia. Siempre atenta, siempre presente, ha sabido darles libertad para crecer pero también el consejo oportuno para guiarlos.

Con la llegada de sus nietos, su vida se llenó de una nueva luz. Se convirtió en una abuela apasionada y cariñosa, capaz de dejar cualquier tarea para dedicarles tiempo, jugar con ellos o simplemente escucharlos. Sus nietos encuentran en ella una aliada incondicional, y en su casa, un refugio donde siempre hay abrazos, dulces y palabras llenas de amor.

Amante de las tradiciones de Daimiel, desde que sus hijos eran pequeños y después con sus nietos, no ha faltado a un solo desfile o procesión. Siempre ha tenido lista la vestimenta adecuada para cada evento, cuidando cada detalle con esmero. Disfruta al verlos desfilar, orgullosa de cómo lucen los trajes que ella misma ha confeccionado. En cada puntada pone su cariño y su pasión por mantener viva la esencia de estas celebraciones. Para ella, vestir a los suyos es su forma de honrar y transmitir la tradición.

Quienes la conocen saben que es una mujer fuerte, discreta y generosa. No busca protagonismo, pero su presencia es indispensable. Ha sabido dar todo de sí misma sin esperar nada a cambio, encontrando su recompensa en la felicidad y la unión de su familia. Su vida es un ejemplo silencioso de que el amor se demuestra cada día, en los pequeños gestos, en la paciencia y en el compromiso de estar siempre allí para quienes más quiere.